lunes, 10 de enero de 2011

El Chico Del Otro Lado De La Barra

                  ¿Qué hacemos esta noche?
                                  Vamos al Bar.
                                    ¿Que Bar?
                                     ¡EL BAR!

Tu amiga se demora, vos entras te sentas en la barra vacía y recorres con tu mirada el bar. Muchas caras conocidas y un grupo de gente haciendo “música”, de onda,  en el escenario del fondo. De repente, te das vuelta hacia la barra y una larga humanidad de pelo no tan corto, apoya sus codos en la barra con mucha onda, te mira con carita sutilmente recostada en su hombro derecho, ojitos dulces semicerrados y brillosos, y con una voz que desconcierta te pregunta: ¿Qué tomas? ; automáticamente vos ya no sabes que responder y disparas 20 oraciones al hilo. El te sigue la charla, hace algunos comentarios de la banda, del bar. Llega tu amiga. Se sientan por ahí, y vos esa noche, solo te vas a dedicar a jugar al “mirame, mirame, mirame” hasta que te mire. Durante un tiempo todo será basado en la simpleza intangible: buena onda de simples conocidos intercambio de comentarios escuetos, obvios; miradas, sonrisitas al pasar. Vas a viajar a la barra 100 veces a pedir cualquier estupidez que se te pueda ocurrir con tal de tener un “acercamiento”. Hasta que finalmente un día, te animas a más. Vas a la barra, le pedís lo habitual y le das un beso en la mejilla con el cual queres decir: “A ver si te das cuenta que me gustas”, el se va asombrar, se va a poner nervioso, te va a evadir con alguna pregunta tonta; y vos vas a pensar que todas esas reacciones son porque “el flaco tiene onda con vos”. Tus ilusiones, van a exagerar. Va a seguir pasando el tiempo, y todo va a ser igual. Harta de las miradas fugaces, muy decidida vas a hacerle  un reclamo cualquiera al pasar, queriendo ver qué pasa acá. El te va a mirar fijo, te va a dar un apretón de manos y te va  a dar la respuesta más esperada en tu último tiempo. Van a intercambiar sin dudas de por medio sus números de celular. Y vos ya imaginándote la mejor noche de tu vida con el chico del otro lado de la barra, te vas esforzás por no inundar tu cara de felicidad casi desesperada. Pero no linda, va a pasar el tiempo, le vas a escribir, jamás te va a contestar, seguramente lo vas a excusar con miles de elucubraciones tontas. Vas a volver al bar, pensando en cómo te va a mirar, y el te va a tratar como si nada, igual que la primera vez que te vio, o que creíste que te vio. Vas a tener arrebatos y vas a sentirte tan segura de su total y completa timidez e idiotez que vas a borrar su número de teléfono de la agenda de tu teléfono. Sin contar con que tu intachable memoria lo va a recordar cada vez que el alcohol te llene de coraje y vuelvas a tipiar oraciones hacia él. El nunca te va a contestar. Va a pasar el tiempo, vas a pretender que nunca lo miraste y de la nada él va a tener actitudes positivas hacia vos, que no solo vos vas a notar. Y vas a volver al ruedo, renovada. Pero no, nunca te va a contestar. Tu último intento se basa en los miles de “encuentros” entre su humanidad  y vos. Una noche, resuelta a lograr alguna reacción, pero ya sin esperarla… Le vas a mandar ese mensaje que todos queremos recibir alguna vez. El te va a llamar, solo porque no sabe quien sos, vos vas a estar feliz, pensando en el acto comunicativo empleado por ese que nunca en tu vida vas a poder descifrar, que no te vas das cuenta que él sigue siendo solo una ilusión, un eterno coqueteo sin visiones de futuro. Vas a seguir yendo al bar. Vas a seguir mirándolo, vas a seguir yendo a la barra a comprar fernet cuando él este apoyado con sus hombros, su pelo ya largo desparramado en su carita dulce tirada al costado; y vas a disfrutar como el mejor regalo del mundo su tierna y brillosa mirada mientras seca la barra para que te apoyes y no te mojes… Y vas a entender que hay que tener cuidado, mucho cuidado porque “las ilusiones son peligrosas, porque no tienen imperfecciones” Tampoco elimines este número, no vaya a ser que algún día se alineen los planetas, te llame y vos no tengas su número agendado.

2 comentarios:

  1. ke excelente descripción de la situación y los sentimientos de una mujer :)

    ResponderEliminar
  2. Cuando mi cara se vuelva marmol, me animaré a dedicarlo con nombre y apellido...

    ResponderEliminar